miércoles, 29 de septiembre de 2010

De nuevo, cruzando el Estrecho (por Chema)

CRÓNICA DEL CRUCE A NADO DEL ESTRECHO DE GIBRALTAR


Arancha, Rafa, Juanlu y Chema


(2 de Septiembre de 2010)


Éste es el relato del cruce a nado del Estrecho de Gibraltar que el día 2 de septiembre de 2010 realizaron Aránzazu Aranega Benítez (nadadora, Arancha para los amigos), Rafael Hernández Hernández (nadador, triatleta, montañero, parapente, etc., Rafa para los amigos), Juan Luis Soriano Pastor (triatleta, Juanlu para los amigos) y José María López Sánchez (corredor, montañero y nadador, Chema para los amigos).


La carta de presentación de Arancha y Rafa es impresionante. Durante los últimos no se cuántos años Arancha ha sido la campeona de España, en su categoría máster, en las pruebas de 200 y 400 estilos y 400 y 800 libres, así como en la prueba de aguas abiertas. Ha participado en campeonatos del mundo y de Europa de natación máster de los que ha traído varias medallas y en alguna de ellas fue la primera española clasificada. Ha participado como la 1ª mujer en nadar travesías en las Islas Canarias (Lanzarote-Fuerteventura, Lobos-Fuerteventura, Isla de Hierro, Santa Cruz de Tenerife-Candelaria, Isla Graciosa, etc.). Además cruzó el Estrecho de Gibraltar por primera vez el 8 de octubre de 2004.


Rafa practica todos los deportes que uno pueda imaginar. Es un excelente nadador de mariposa y junto con Arancha participa en todas las travesías que se le ponen por delante. Fue de los primeros montañeros españoles en alcanzar la cota 8.000 metros en el Himalaya (el año pasado el mal tiempo le impidió alcanzar la cumbre del Pico Lenin –Kirguistán- junto con Chema). Ha terminado el Ironman de Lanzarote dos veces. La segunda, sin entrenar por lesión, la empezó para acompañar a unos amigos en la natación y la terminó; así de fácil lo cuenta él. Sube y baja pendientes imposibles en la Quebrantahuesos como el que sale a comprar el pan. Ahora su gran pasión es volar en parapente por el cielo de las Islas Canarias. No hay más que ver su imponente físico en la foto de la página web de ACNEG.


Juanlu es compañero del Club de Triatlón Ecosport de Alcobendas, y aparte de ser una excelente persona es legionario de corazón. Este año quedó campeón de triatlón de Madrid, aunque lo mejor, deportivamente, está por venir.


Para Juanlu será su primer cruce, para Arancha y Rafa el segundo y para Chema el cuarto. Un cruce que no se parecerá en nada a los anteriores, porque el Estrecho de Gibraltar es cada día un mar distinto.


Los datos técnicos del día elegido fueron: Mar de fondo con olas de 2 metros del temporal de Levante que hasta la noche anterior sacudió la zona; viento del Noroeste fuerza cuatro que provocará marejada. La temperatura del agua en la zona central es de 21º y en las proximidades de la costa de unos 17-18 grados. El coeficiente de marea es bajo.


Ha pasado un año desde que Juanlu y Chema se propusieran cruzar a nado el Estrecho. Juanlu para vivir por primera vez una experiencia única y Chema encantado de repetir. La posterior incorporación de Arancha y Rafa fue una gran noticia.


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Una vez se acerca la fecha del cruce vuelve la incertidumbre por las condiciones meteorológicas. La semana elegida empieza con un viento de levante muy fuerte que se deja sentir en forma de temporal en toda la costa mediterránea de Málaga y Cádiz y con un anuncio de cambio a poniente para el jueves. Sólo dispondremos de ese día porque para el viernes hay otra vez cambio a Levante fuerte. La hora prevista en principio era la una de la tarde.


El martes 31 de agosto Rafael Gutiérrez, presidente de la Asociación de Cruce a Nado del Estrecho de Gibraltar (ACNEG), nos informa que es mejor adelantar el cruce a primera hora de la mañana en la que se supone el viento es menos intenso. Ese mismo día Arancha y Rafa llegan de Tenerife a Málaga y después a Fuengirola, donde los esperan Chema y María Ángeles. Por la tarde fueron a nadar para soltar aunque el oleaje era fuerte y la zona de rompiente peligrosa.


El miércoles 1 de septiembre, después del desayuno y un remojón viajaron a Algeciras donde pasarían la noche. Por la tarde se acercaron a Tarifa para hablar con Rafael de ACNEG sobre el cruce. Finalmente la hora elegida será antes del amanecer, sobre las 8 de la mañana. Juanlu está en Marbella y queda en recoger al resto del equipo en Algeciras a las 7 menos cuarto de la mañana y así ir todos juntos en un coche.


Y así llegó el día del cruce, el 2 de septiembre, con menos nervios que otras veces, por la experiencia o la inconsciencia, con muchas ganas de empezar a nadar, y todo listo: neoprenos, gafas, gorros, avituallamiento, etc. La hora de la verdad ha llegado después de meses de entrenamiento duro.


Esta vez, en el barco guía irá el patrón Antonio Montiel (viejo conocido de Arancha, Rafa y Chema) y en la barca de apoyo Antonio (no es el mismo), designados por la Asociación y de reconocido prestigio en la localidad, que se convertirán, durante el tiempo en que los nadadores estén en el agua en parte comprometida de la prueba haciendo suyo, y con todo merecimiento, el éxito final. Durante la travesía corren a cargo de la vigilancia directa de los nadadores y darán la prueba por suspendida si determinan que existen riesgos para la integridad de algún nadador y las personas a su cargo en las embarcaciones. De hecho la prueba estuvo a punto de ser suspendida por el fuerte viento. Al finalizar comentaron que fue uno de los cruces con peor mar que recuerdan. En la barca de apoyo, junto con Antonio, irá María Ángeles Estévez Corruchaga (triatleta, MAE para los amigos), que se encargará de los avituallamientos y de realizar el reportaje gráfico, a pesar del mareo que le provocó el oleaje.


El barco es la referencia para los nadadores a la hora de mantener el rumbo de avance apropiado y deberán estar en todo momento atentos a su posición y a las indicaciones del patrón. La otra embarcación que los acompañará en todo momento, se hallará en las proximidades del grupo de nadadores y proveerá el avituallamiento.


Son las 7:30 de la mañana y los nadadores están ya en el Puerto de Tarifa. Antes de partir en el barco que los llevará a la Isla de Tarifa, Antonio Montiel, Antonio y Rafael de ACNEG dan las últimas indicaciones. Aunque se trate del cuarto cruce de Chema, y del segundo de Arancha y Rafa, atienden como si fuera la primera vez y aportando su experiencia: Los avituallamientos deben ser cortos para evitar que la corriente lateral los desplace y luego haya que corregir la trayectoria, lo que alargaría innecesariamente el cruce; hay que seguir siempre al barco de apoyo, que es el que marca el rumbo, y los nadadores deben permanecer juntos, al menos hasta que pasen la zona de tráfico marítimo.


Con los neoprenos puestos y untados de vaselina para evitar las rozaduras, organizan los avituallamientos, se desean mucha suerte, fundamental para que la travesía pueda realizarse con éxito, y suben a la barca que los trasladará a la Isla de Tarifa desde la que iniciarán el cruce.


Una vez llegan a la Isla de Tarifa, se tiran al agua y nadan hacia la costa para tocar tierra, como establece la organización; aunque esta vez, debido al fuerte oleaje se quedan a unos 5-10 metros para que las olas no los lancen contra las rocas.


Son las 7:53 hora local, justo antes de amanecer Y comienza oficialmente el cruce.


La anécdota en este inicio tuvo el acento de la lejana Polonia. Este cruce lo iniciaron junto con dos nadadores polacos, aunque a cierta distancia y guiados por la otra embarcación capitaneada por Chano. Rafael de ACNEG les pidió que lo hicieran juntos porque tenían prisa por volver a su país. Una vez en el agua y visto que iban mucho más lentos la organización decidió sacarlos del agua y que lo intentasen otro día. Días después lo cruzaron en 7 horas y 35 minutos.


El mar está revuelto, olas enormes (decían de dos metros aunque parecían más grandes) los zarandean como en una montaña rusa mientras nadan. En la barca lo pasaban mal. A los pocos minutos de comenzar sale el sol y María Ángeles hace una de las mejores fotos.


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Y así transcurre la primera parte, sin mayores sobresaltos que un nadar sincronizado entre grandes olas y un viento de poniente que se hacía más intenso.


Como estaba programado a la hora paran para beber y comer algo. El avituallamiento resulta muy incómodo y les lleva unos tres minutos. Arancha aprovechó para cambiarse las gafas por unas más cómodas. Antonio Montiel anuncia que a ese ritmo tardarían unas cuatro horas. El tío lo clavó. Ritmo y corriente serían los mismos durante todo el cruce.


En la segunda parte fueron un poco más sueltos hasta que a cinco minutos del avituallamiento un tentáculo perdido de carabela portuguesa (según indicó Antonio) enredado a un pez enganchó la mano izquierda de Chema que al intentar liberarse lo lanzó hacia atrás impactando en la cara de Rafa, al que afortunadamente salvó el gorro. En ese momento Chema y Rafa se acercaron rápidamente a la barca para que les quitasen los restos de la medusa que picaban como mil demonios. Rafa se cambió el gorro y las gafas. Al tiempo aprovecharon para hacer el segundo avituallamiento y continuar después de una parada un poco más larga de lo previsto.


La tercera parte fue muy incómoda para Chema y Rafa que nadaron con un fuerte dolor en la mano y en la frente respectivamente. Esto provocó un involuntario incremento de ritmo por parte de Chema, para así intentar aliviar el dolor. Fue en este tramo cuando María Ángeles, con un mareo que no podía tenerse en pie, vio unos delfines desde la barca que pasaron por debajo a Juanlu y Chema, que iban ligeramente adelantados.


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A las tres horas hicieron el último avituallamiento. Un poco de agua, isotónico y plátanos y a duras penas porque el oleaje y el viento eran más fuertes. Antonio Montiel indica que a este ritmo quedaba una hora. Rápidamente reemprendieron la marcha. Desde aquí hasta el final el cruce se hizo corto para alguno, pendiente de la mano y con ganas de llegar cuanto antes, y un poco pesado para otros. En cuanto señaló el lugar al que se dirigían, un imponente acantilado al lado de una playa en la que desemboca el río Al Marsa, el grupo de nadadores se lanzó para llegar cuanto antes.


Llegados al acantilado intentaron subir a las rocas, algo que consiguió Chema a costa de llevarse de recuerdo unos pinchos de erizo en los pies. Visto el oleaje, que los zarandeaba arriba y abajo contra la rompiente en el acantilado decidieron volver rápidamente a la barca.


Finalizaron la travesía en un total de 3 horas y 58 minutos, en un acantilado conocido como Punta El Marsá, después de recorrer 19,8 kilómetros (10,7 millas náuticas) y con una trayectoria más o menos recta y con un ritmo uniforme desde la isla de Tarifa.


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La vuelta se hizo larga (casi una hora) y el estado del mar hizo de las suyas, pero ya no importaba, habían culminado el cruce a nado del Estrecho de Gibraltar en unas condiciones límite.


De vuelta en Tarifa lo celebraron con una buena ducha y unos arroces. Ya por la tarde recogieron los diplomas y las cartas náuticas acreditativas del cruce y con un ligero viento de poniente, que anunciaba el cambio inminente a levante, dejaron Tarifa.


El éxito, como en las ocasiones anteriores, fue resultado del trabajo en equipo: una planificación impecable por parte de Rafa, la ejecución perfecta por parte de Antonio Montiel, el patrón de la barca, y Antonio, el conductor de la lancha de apoyo, los ánimos de María Ángeles, que se mareó por el fuerte oleaje y no hizo tantas fotos como otras veces, la gran compenetración del grupo de nadadores y el fruto de tantas horas de entrenamiento, dirigidos por Ángel y Raúl, del Club Ecosport Triatlón de Alcobendas, en el caso de Juanlu y Chema, y de Fátima Padrón, en el caso de Arancha y Rafa.